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el ritmo que nos mueve

La cita

La cita Ayer le hablé a Karla. Marqué el número de teléfono atentamente, dígito por dígito para comunicarme con ella a la primera, que sonara una o dos veces y que ella contestara que bueno y que esperara a que yo hablara. Así lo hice, y así sucedió. Le dije que era yo, Josué, que como estaba. Ella me respondió una sonrisa que sonó atravéz de la línea. Me contó que veía la televisión y que estaba algo aburrida, así como yo, intervine, y volvimos a sonreír. Además, estaba descansando porque había trabajado todo el día, y el trabajo se había hecho más tedioso porque anoche tomé algunos tequilitas y como una no está impuesta, pues ya sabrás cómo me siento. Le devolví la sonrisa. Después le platiqué lo que había hecho anoche, y el día anterior a esa noche, y la noche anterior a ese día. Le pregunté sobre su familia, le conté acerca de la mía, que su hermano había chocado, que el mío seguía trabajando donde mismo, que su tía la había invitado a la playa, que yo y mis primos dimos la vuelta, que ella y sus sobrinos habían visto Madagascar.

Abandoné mi habitación y me dirigí al patio, donde ella me preguntó donde estaba porque oía interferencia, y yo que será tu teléfono, que es de mala calidad como su dueña, no, no es cierto, es que estoy afuera de la casa y hace mucho viento. Sí, también hacía viento por su casa, que no quería ni asomarse a la ventana, que pasaría esa noche del sábado mirando televisón. Te hablé, le dije, porque precisamente no había nada en la televisión y pensé en platicar un poco y saber lo que has hecho ultimamente. Sonrió. Al quedar en silencio, le dije que si quería ir al cine, o a cenar, o a caminar simplemente. Esperé su respuesta. Ella continuó en silencio y me dijo que no jugara con eso. No es un juego, que sí, cómo crees que va a ser un juego invitarte a salir. Qué bonito sería, dijo al final.

Inició otra pausa. No me atreví a cambiar de tema, así que fue ella quien habló: gracias por llamar, te quiero mucho. Yo más, respondí. ¿Vendrás? No lo sé, prefiero no decir nada. Cuídate, ¿está bien? Tu también. Te espero. Nos vemos pronto. Ojalá.

*A Karla, a quien no he visto en diez años.

2 comentarios

josue -

Que tal, Carmina. Muchas gracias por tu comentario. Precisamente acabo de escribir un comentario (gracias al tuyo) acerca del texto de Formas de quitarse la vida sin una gota de sudor. Te invito a visitarlo.

carmina -

muy buen texto. sencillo, depurado, sugerente. bien escrito. buena redacción.
también es muy bueno tu blog. sigue escribiendo.